jueves, 28 de enero de 2010

EXTREMADURA BAJO LA INFUENCIA SOVIÉTICA (XIII): FERIA

XVIII.- La infame orgía que preparaba la plebe marxista en Feria

Villa con unos 4.500 habitantes, a 16 kilómetros de Zafra y a 56 de Badajoz, siendo su estación más próxima la de la cabeza de partido, en la carretera de Badajoz a Sevilla; sus producciones principales son: aceite, vino, cereales, ganaderías, minas de cobre gris y argentífero.

Para Florián de Ocampo es esta villa la Seria de los Celtas. Diéronla los romanos el título de Fama Julia. Celebrado más tarde por la fortaleza de su castillo, convertida en condado y más tarde en ducado cuyo título ostentan los descendientes de Lorenzo Suárez de Figueroa, que fue 34º maestre de la Orden de Santiago.

Éste es un pueblo que cuando se da vista a él ofrece un panorama pintoresco y verdaderamente admirable, pues está enclavado en una gran altura y a un nivel de unos 600 metros sobre el mar; por tanto, después de dar grandes rodeos en la carretera que conduce al pueblo, sólo es posible subir a la plaza, lugar que está próximamente en el centro de la población; el resto de la misma no sólo no se puede subir en coche, sino que a pie es de un trabajo extraor­dinario.

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Unos cuarenta individuos fueron los detenidos en esta villa e inmediatamente que se inició el dominio de los marxistas, y que fue el día 18; entre los que se encontraban don José Buzo Ti­noco, médico titular; don Andrés Plana Bellorín, sacerdote; don Bartolomé Leal y Leal, maestro nacional; don Diego de la Concha Tinoco de Castilla, abogado; don Carlos Franco Bece­rra, estudiante; don Constantino Sánchez Gui­jarro, maestro nacional; don Alonso Rodríguez Guijarro, estudiante del Magisterio, y los obre­ros Timoteo Cortés Franco, Nicolás Franco Noriega, Bernardo Domínguez, José Antonio Cor­tés Salguero, Manuel Capellán, José Cortés Franco, Ángel González, Manuel Rivera, Vicen­te Sánchez y otros, los que fueron conducidos a la iglesia, convertida en cárcel.

El trato que recibieron durante su prisión fue realmente inhumano; no permitían que les vie­ran sus familiares, por lo que algunas veces quedáronse hasta sin comer; en otras ocasiones llegaban los milicianos amenazándoles con fusi­larlos, diciéndoles al mismo tiempo, con cierta burla, fueran rezando lo que supieran. Una vez llegaron hasta el punto de sacar a varios de ellos y llevarlos al campo. Allí les ponían delan­te los útiles de enterramiento, simulando con algunos que ocultaban de los demás, un fusilamiento, incluso hasta haciendo disparar las escopetas.

Información religiosa

En cuanto a este extremo, todo lo relacionado con la religión y que en otros lugares fueran destrozados o incendiados en éste se respetó, si bien en una de las listas que cogieron en el Sindicato a la entrada de las tropas, estaba es­crito el proyecto de Fiestas que pensaban llevar a cabo con motivo del día del patrón (San Bar­tolomé). Consistía este festejo en celebrar un banquete en e1 paseo de esta villa denominado La Corredera, Plaza de la Iglesia, al que concu­rrirían los afiliados a la Casa del Pueblo, y éste sería servido por las jóvenes de las familias de derechas de la población completamente desnudas, y después de celebrado cometerían con ellas toda clase de excesos, canalladas que no llevaron a efecto por la oportunidad de las fuer­zas de regulares y una Centuria de falangistas gallegos que llegaron a este pueblo unos días antes para su reconquista.

Saqueos

Para dar una prueba de la forma en que llevaban a efecto los mismos, quiero dar copia literal de las actas de incautaciones de las fincas, cortijos, muebles y demás efectos que se encontraran en los mismos, al tiempo que al leerla pueden darse los lectores cuenta más exacta de la ortografía de estos sujetos.

Documento marxista

«En Feria a 27 de Julio de mil novecientos treinta y seis, y siendo las cinco de de la tarde procedimos a la incautación del cortijo y tinca de la Jimena propiedad del vecino de Zafra don Teresa Saenz Azores y que en la actualidad disfruta como heredero D.Manuel Garcia Goitia en representación de su señoray el cual se encuentra detenido por enemigo al regimen, se procedio a dicha in cautacion con el siguiente imbentario unas 25 fanegas de monte alto y unas 18 de olivosen la primera osea en el monte alto se encuentra un cortijo que tenia todas sus puertas franqueadas y que en dicho cortijo abia unas cosecha de cebada y abena quesegún manifestacíon de el guarda es a medias con este tambien hay una yegua con dos qrias, corno así mismo una piara de obejasdeunas doscienta cincuenta aprosimada mente, y no encontrando nada mas en referida finca co en elcortijo se dio por terminado este enventario aciendole saver al guarda que de dicha finca ycortijo no saliese nada sin autorización de este comitey que para mayor resguardo se pondrian dos guardas hasta segunda orden.- El alcalde Serafin Noriega.- El guarda o encargado Joaquín.- ilegible.- Testigo.- Ildefonso Muñoz y Manuel Gil, todos rubricados.- Hay un sello en tinta oscura que dice, Alcaldía de Feria, Badajoz».

Además del acta copiada, obran en nuestro poder, en el mismo y otros estilos raros y verdaderamente curiosos, hasta el número de ocho; en algunas de ellas, y por las firmas, se saca en consecuencia lo bien que marchaban los familiares para ir acaparando efectos que les rindieran desahogo, comodidad y hartura. En otras de ellas, y al reseñar lo que existiera en las distintas fincas, aparecen cosas como la siguiente: «abes de pico», la «tociná», etc.

Cabecillas rojos

Entre los dirgentes rojos encontraban como principales: Bartolomé Leal Sánchez, farma­céutico (principal envenenador de las concien­cias del pueblo y difusor de las ideas marxistas); Serafín Noriega Noriega (éste era el alcalde, un borracho habitual y testaferro del anterior), Valentín Bravo «el Chito», jefe de la Juventud Comunista y Juan Cortés Franco (asaltadísimo y propulsor de la idea de dar fuego a los presos).

El culto y amable jefe local, camarada Balbi­no Madera Rodríguez, me informa de que en las proximidades de esta villa y en la finca deno­minada la “Dehesa Nueva”, sita junto al cruce de la carretera general, fue asesinado el teniente coronel Seguí que, como recordarán los lec­tores, se había internado en dominio de los rojos por confusión de carretera. ¡Cuánta trai­ción y canallada encierran las guerras! Pues me informo que el chofer que cambió el camino lo había hecho ya con anterioridad con otro señor que tuvo el mismo fin.

Para continuar mi informe me dirijo al pue­blo de Villafranca de los Barros.

Tomado de: González Ortín, Rodrigo, Extremadura bajo la influencia soviética, Tip.Gráfica Corporativa, Badajoz, 1937, pp.165-170