domingo, 24 de enero de 2010

EXTREMADURA BAJO LA INFUENCIA SOVIÉTICA (VIII): FUENTE DEL MAESTRE

XII.- Tormentos y ejecuciones en Fuente del Maestre

Es ciudad perteneciente al partido judicial de Zafra, tiene unos 9.000 habitantes, a 61 kilómetros de Badajoz y l0 de Villafranca de los Barros, su estación más próxima. Sus principa­les producciones Son: cereales, garbanzos, vinos y aceites. Esta ciudad se llama también La Fuente y ha sido villa murada.

Es éste el primer punto donde me informo agregaron a los 103 señores detenidos 11 seño­ritas de esta buena sociedad, a las que tuvieron durante doce horas en una ermita situada en las afueras de la población, contigua al cementerio viejo.

Veinte días sufrieron prisión los detenidos, durante los cuales fueron objeto frecuentemen­te de insultos y amenazas, y días hubo en que no permitieron la entrada de alimentos. Algunas madrugadas, cuando se entregaban al descanso (sí es que éste era posible), entraban grupos que, soezmente, los despertaban y obligaban a formar para pasarles lista. Entre otras cosas he de reseñar que, teniendo necesidad los dete­nidos de afeitarse, y estando con ellos detenido un peluquero llamado Agustín Guerrero, manifestaron deseos de que fuera éste quien lo hiciera, mas negose a ello la guardia roja, quien con imposición brusca y amenazadora exigía hiciera este servicio uno de los de su gremio perteneciente «ar Sendicato». Como el peluque­ro detenido mostrara deseos de arreglarlos él, ya que todos eran clientes suyos, esto bastó para que fuese amarrado y conducido a una ermita, haciéndole objeto del más cruel trato, ya que lo dejaron por muerto, y durante su grave estado negáronle toda clase de asistencia, in­cluso la facultativa.

A don José Obando Montero de Espinosa, cuando desde su cortijo de «Las Cañadas» era conducido a ésta por miembros del Comité rojo, le fue negada el agua, y a pesar de estar enfer­mo fue tal el martirio que recibió, que a conse­cuencia del mismo falleció a los pocos días.

Encontrábase entre los detenidos: Don Ma­nuel Lozano Gómez-Jara, abogado; don Juan García Fernández, abogado; don José Marroquín Real, notario; don Fernando García Tofé, farmacéutico; don Joaquín Manzano Arias, abogado; don José Obando M. de Espinosa, abogado; don Eugenio Cordón Granero, Párroco; reverendo padre Luis Esterrona, franciscano; don Francisco Santiago Romero, maestro na­cional; reverendo padre Pacífico Rodríguez, franciscano; reverendo padre Ceferino Iturralde, franciscano; don Pedro Casimiro Morgado, presbítero, y don José María Guerrero Sayago, farmacéutico.

El día 9 de agosto, a las dos y media de la tarde próximamente, procedentes de Santa Mar­ta, presentáronse en esta ciudad varios camio­nes, Ocupados por un número de unos 200 milicianos, capitaneados por el tristemente cé­lebre Villarroel, quien a instancia de los cabe­cillas locales ordena el asesinato de los señores detenidos siguientes: Don Manuel Lozano Gó­mez-Jara, don Juan García Fernández, don Fe­lipe Ceballos Solís, don Manuel Casimiro Mor­gado, reverendo padre Lorenzo Cerdán, reve­rendo padre Víctor Sillauren, reverendo padre Constantino Garmendía y los falangistas Fran­cisco Corredera y Diego Hernández Prieta ve­cinos del inmediato pueblo de Villafranca de los Barros, habiendo asesinado también a un mendigo extranjero que como transeúnte se encontraba en esta localidad (¿Qué delito co­metería este infeliz?)

Estos asesinatos fueron ejecutados en la Pla­za Principal, hoy Plaza del Ejército.

A don Manuel Casimiro Morgado le sacaron de su domicilio, siendo conducido a la Iglesia parroquial en medio de enorme griterío; de ésta fue llevado al Ayuntamiento para tomarle de­claración, y en este trayecto, y al atravesar la plaza, le hicieron varios disparos, ocasionándole la fractura de la clavícula. Luego ordenan sea curado por los facultativos, lo que queda efectuado, siendo nuevamente conducido a la iglesia, convertida en prisión, donde es despojado de sus hábitos ante la burla infame de la muchedumbre, quien le obligaba a blasfemar, a dar vivas al Comunismo y a levantar el puño gritando U. H. P. Mas este mártir contestaba con la valentía inspirada por sus creencias: ¡Viva Cristo Rey!, a cuyo grito entregó su al­ma a Dios, por el efecto de una nueva descarga.

A los tres padres franciscanos les atormentaron bárbaramente a golpes, despojáronles de sus cordones y con los mismos fueron amarrados a unos árboles que adornan las proximidades del convento. En el atrio del templo existe una cruz a la que amarraron a uno de estos mártires; éste, momentos antes de expirar, dirigió a sus verdugos una mirada de gratitud, sin duda por haberles designado para morir la cruz, símbolo cristiano en que expirara el Re­dentor.

A don Manuel Lozano Gómez-Jara, a consecuencia de los golpes, le produjeron graves he­ridas en la cabeza, las que una vez curadas muy provisionalmente, les indicaron se marchase a su domicilio, junto al que cayó muerto por los disparos que le hicieron grupos de rojos que al efecto estaban apostados en las esquinas. Igual­mente dieron muerte al resto de los asesinados.

Saqueos y destrozos

Entre los saqueos que llevaron a efecto en esta ciudad fueron los principales los cometidos en los domicilios de don Manuel Lozano y don Manuel Obando.
Existen en esta ciudad varias iglesias y san­tuarios, dos conventos, el de las Concepcionis­tas y el de los Padres Franciscanos, habiendo sido destruidas todas las joyas de valor que existían en este último.

Principales asesinos

Entre los dirigentes rojos citaremos como más peligroso a José Aragón Falcón, el que gracias a la intensa labor que realizara el jefe local de esta Falange, sacrificado y auténtico camarada Luis Periáñez Rodríguez, fue captu­rado, por lo que consiguió los merecidos elogios de la Prensa.

Principales ejecutores: Gerardo Rojas Rodríguez «el Lenti», Alfonso Zambrano, alcalde y presidente del Comité rojo; Emilio Broncano, Juan Zambrano Pámpano. y Alfonso Ramírez, inspector de la Guardia municipal.Terminado el informe, me dirijo para el mis­mo fin a Burguillos del Cerro

Tomado de: González Ortín, Rodrigo, Extremadura bajo la influencia soviética, Tip.Gráfica Corporativa, Badajoz, 1937, pp.105-110