domingo, 24 de enero de 2010

EXTREMADURA BAJO LA INFUENCIA SOVIÉTICA (IV): BERLANGA

VI.- El terrible proceder de los marxistas en Berlanga

Es esta villa con unos 8.000 habitantes, a 18 kilómetros de Llerena y 105 de Badajoz, en la línea férrea de Peñarroya, Fuente del Arco y Conquista, donde tiene su estación; sus produc­ciones importantes, cereales y ganados, tenien­do una importante fábrica de harinas, «La Concepción».

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Setenta son los señores detenidos en esta población por el procedimiento rojo; de ellos, 50 son puestos en libertad a los diez o doce días, permaneciendo el resto sufriendo prisión durante sesenta y siete días, en que fueron ase­sinados.

El trato a los mismos (el corriente que en los pueblos anteriores) era llevado a cabo por las hordas; tras de las palizas constantes, les ha­cían limpiar el suelo y fregar los wáters con las propias manos; a fuerza de azotarlos les obli­gaban a abrazar y besar el retrato de Pablo iglesias y otros líderes socialistas, obligándoles entre las mayores burlas a dar vivas a los mis­mos.

El día 5 de agosto intentaron asesinar a los detenidos, a cuyo efecto minaron los bajos de los grupos escolares destinados a prisión, con idea de que al mismo tiempo fuera destruido dicho edificio por el efecto de la dinamita, evi­tando la realización de dicho propósito la ejemplar actuación del cabo de los municipales Agus­tín Gómez, pues éste, a pesar de estar al servi­cio de la canalla, movido de un poco más de conciencia, evitó bastante mal.

Asesinados

Entre los señores asesinados se encuentran los siguientes:

Don Juan Romero, coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de Gracia. Este señor con­taba sólo veintitrés años; llevaba en esta villa próximamente un año, durante el cual puso de relieve las más excelsas virtudes y cualidades espirituales; no cesaba de hacer obras de cari­dad con los enfermos humildes, a los que visi­taba todos los días, llevándoles ropa, pan, leche, dinero, etc., como igual dando siempre los me­jores consejos; a pesar de ello los rojos, hacien­do uso del «amor» que profesaron a los bienhechores, el día 3 de agosto le sacaron de la cárcel en compañía de don Manuel Valencia y don Manuel Salamanca, llevándolos para asesi­narles al campo conocido por la «Zanja de los Carriles», lugar retirado dos kilómetros del pue­blo; al ir a ejecutarlos, don Manuel Valencia su­frió un ataque, en cuyo momento, referido sacer­dote suplicó humildemente le dejaran elevar sus últimos rezos por el alma de su padre; ante tan cristiana decisión, y tal vez los rojos emo­cionados, se lo consintieron, quedando tan su­gestionados con sus rezos que no se atrevieron a ejecutarlos, llevándolos de nuevo a la cárcel. Los sacaron nuevamente el día 26 del mismo mes, en que, tras de haberles dado grandes pa­lizas, les asesinaron.

Se me facilita una relación de los cadáveres exhumados, en la que se aprecia el mutilamien­to total de varios de ellos, apareciendo los crá­neos aplastados, las cabezas separadas del tronco y las manos cortadas. El cadáver del guarda juramentado Antonio Muñoz Barragán aparece, después de totalmente descuartizado, abierto en canal el abdomen, la pierna derecha partida a golpe de culata, encontrándose asi­mismo castrado, martirios todos dados en vida, habiéndose comprobado ampliamente por las declaraciones de la propia ejecutora, llamada Rafaela Murillo (a) «Trola», viciosa prostituta de unos treinta y cinco años. Este fusilamiento se llevó a cabo el día 15 de septiembre.

Don Victoriano Sánchez Fresno, apareció su cadáver hecho tres trozos. Don Manuel Maeso Maeso, con la oreja izquierda y la nariz corta­das, el que fue asesinado a tiros de escopeta y con perdigones, habiéndole hecho hasta siete disparos en las piernas, ejecución llevada a cabo por el canalla rojo conocido por «Pirral­ca», que tan cobarde era el bandido que, al ha­cer la puntería, le empezaban a temblar las pier­nas, dando por cuyo motivo los tiros en las del asesinado. Don Manuel Marchírán Quevedo, oreja derecha cortada. Don Fernando Muriel Vera (hermano de nuestro camarada jefe local); éste apareció con la cabeza separada del tron­co, mano izquierda cortada y pierna izquierda partida; joven fusilado o asesinado sólo por el hecho de no haber podido encarcelar a su her­mano, referido jefe local; pues este muchacho, que contaba veinticuatro años, había permane­cido casi siempre en Madrid, donde cursó los estudios de perito agrícola, siendo modelo de bondad, amante de la caridad y no habiendo intervenido jamás en política alguna. Don Juan Ortiz Ortiz, Rafael Barragán, el que fue asesi­nado por el solo hecho de haber desempeñado durante veinte años el cargo de alguacil con el elemento decente y a pesar de ser un viejecito; a estos tres últimos, se ha comprobado de manera exacta, los llevaron andando y completamente descalzos hasta el Cementerio, distante un kiló­metro de la población. Don Rafael Lorente Mon­talvo, don Juan Maeso Llorente, don Juan Muriel Vera (juez municipal y padre del jefe local, de que ya hemos dicho fusilaron un hermano), habiéndose dado el terrible caso de que al día siguiente de su ejecución llegara a casa de la señora viuda la ramera de cincuenta años lla­mada Agustina González Gómez, «la Traquia», diciéndole: «Venía porque como se ha quedao usted viuda, pa que me dé la cama de matrim­onio, ya que no le hace falta».

Saqueos

En este pueblo los saqueos llevados a efecto por los componentes de los Sindicatos fueron constantes y de importancia, los que consistie­ron en grandes cantidades de trigo, aceite, gar­banzos, chacinas y dinero, llegando hasta el extremo de dejar completamente desvalijadas las casas de los elementos de orden, e igual­mente los comercios, por el procedimiento de los célebres vales.
Destrozos

En el destrozo de edificios y efectos religio­sos también lo hicieron o se portaron con la misma intensidad, habiendo destruido y some­tido al fuego lo siguiente: Imágenes escultóricas: «San Pedro», «Santa Ana», «San José», «El Socorro», «Nuestro Pa­dre Jesús de Nazareno» y el «Amarrado a la columna», escultura esta última de verdadero valor y mérito artístico, atribuida a Martínez Montañés.

En pinturas, los magníficos cuadros, como eran, el de las «Ánimas» y el de la «Sagrada Familia». En la ermita de la Virgen de los Do­lores se encontraban la imagen de este nombre, un candelero y varios cuadros de mucho mérito. En la de San Miguel, la imagen de este nombre; como dejamos reseñado, todo destruido. La parroquia de Nuestra Señora de Gracia fue convertida en Casa del Pueblo.
Dirigentes y ejecutores

Entre los principales dirigentes y ejecutores de estas incalificables monstruosidades se en­contraban, además de los anteriormente citados, el alcalde socialista Andrés Martín López «Co­jo», el secretario del Ayuntamiento Antonio Alonso Martínez, de Monesterio, natural de Madrid; el auxiliar Juan González, Manuel Ba­rragán Hidalgo y Antonio Barragán (a) el «Bollito», los que dejaron con su cobarde huida la tranquilidad en el pueblo el día 23 de septiem­bre en que fue reconquistado por las gloriosas tropas de Gómez Cobián y Falange de Sevilla.Desde este punto, y en coche facilitado por el amable camarada Lorenzo Muriel, tras de haber recorrido 12 kilómetros de carretera regular que atraviesa hermosas campiñas, llego al pun­to interesado, simpático y cariñoso pueblecito de Maguilla.

Tomado de: González Ortín, Rodrigo, Extremadura bajo la influencia soviética, Tip.Gráfica Corporativa, Badajoz, 1937, pp.69-75