Es esta villa con unos 8.000 habitantes, a 18 kilómetros de Llerena y 105 de Badajoz, en la línea férrea de Peñarroya, Fuente del Arco y Conquista, donde tiene su estación; sus producciones importantes, cereales y ganados, teniendo una importante fábrica de harinas, «La Concepción».
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Setenta son los señores detenidos en esta población por el procedimiento rojo; de ellos, 50 son puestos en libertad a los diez o doce días, permaneciendo el resto sufriendo prisión durante sesenta y siete días, en que fueron asesinados.
El trato a los mismos (el corriente que en los pueblos anteriores) era llevado a cabo por las hordas; tras de las palizas constantes, les hacían limpiar el suelo y fregar los wáters con las propias manos; a fuerza de azotarlos les obligaban a abrazar y besar el retrato de Pablo iglesias y otros líderes socialistas, obligándoles entre las mayores burlas a dar vivas a los mismos.
El día 5 de agosto intentaron asesinar a los detenidos, a cuyo efecto minaron los bajos de los grupos escolares destinados a prisión, con idea de que al mismo tiempo fuera destruido dicho edificio por el efecto de la dinamita, evitando la realización de dicho propósito la ejemplar actuación del cabo de los municipales Agustín Gómez, pues éste, a pesar de estar al servicio de la canalla, movido de un poco más de conciencia, evitó bastante mal.
Asesinados
Entre los señores asesinados se encuentran los siguientes:
Don Juan Romero, coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de Gracia. Este señor contaba sólo veintitrés años; llevaba en esta villa próximamente un año, durante el cual puso de relieve las más excelsas virtudes y cualidades espirituales; no cesaba de hacer obras de caridad con los enfermos humildes, a los que visitaba todos los días, llevándoles ropa, pan, leche, dinero, etc., como igual dando siempre los mejores consejos; a pesar de ello los rojos, haciendo uso del «amor» que profesaron a los bienhechores, el día 3 de agosto le sacaron de la cárcel en compañía de don Manuel Valencia y don Manuel Salamanca, llevándolos para asesinarles al campo conocido por la «Zanja de los Carriles», lugar retirado dos kilómetros del pueblo; al ir a ejecutarlos, don Manuel Valencia sufrió un ataque, en cuyo momento, referido sacerdote suplicó humildemente le dejaran elevar sus últimos rezos por el alma de su padre; ante tan cristiana decisión, y tal vez los rojos emocionados, se lo consintieron, quedando tan sugestionados con sus rezos que no se atrevieron a ejecutarlos, llevándolos de nuevo a la cárcel. Los sacaron nuevamente el día 26 del mismo mes, en que, tras de haberles dado grandes palizas, les asesinaron.
Se me facilita una relación de los cadáveres exhumados, en la que se aprecia el mutilamiento total de varios de ellos, apareciendo los cráneos aplastados, las cabezas separadas del tronco y las manos cortadas. El cadáver del guarda juramentado Antonio Muñoz Barragán aparece, después de totalmente descuartizado, abierto en canal el abdomen, la pierna derecha partida a golpe de culata, encontrándose asimismo castrado, martirios todos dados en vida, habiéndose comprobado ampliamente por las declaraciones de la propia ejecutora, llamada Rafaela Murillo (a) «Trola», viciosa prostituta de unos treinta y cinco años. Este fusilamiento se llevó a cabo el día 15 de septiembre.
Don Victoriano Sánchez Fresno, apareció su cadáver hecho tres trozos. Don Manuel Maeso Maeso, con la oreja izquierda y la nariz cortadas, el que fue asesinado a tiros de escopeta y con perdigones, habiéndole hecho hasta siete disparos en las piernas, ejecución llevada a cabo por el canalla rojo conocido por «Pirralca», que tan cobarde era el bandido que, al hacer la puntería, le empezaban a temblar las piernas, dando por cuyo motivo los tiros en las del asesinado. Don Manuel Marchírán Quevedo, oreja derecha cortada. Don Fernando Muriel Vera (hermano de nuestro camarada jefe local); éste apareció con la cabeza separada del tronco, mano izquierda cortada y pierna izquierda partida; joven fusilado o asesinado sólo por el hecho de no haber podido encarcelar a su hermano, referido jefe local; pues este muchacho, que contaba veinticuatro años, había permanecido casi siempre en Madrid, donde cursó los estudios de perito agrícola, siendo modelo de bondad, amante de la caridad y no habiendo intervenido jamás en política alguna. Don Juan Ortiz Ortiz, Rafael Barragán, el que fue asesinado por el solo hecho de haber desempeñado durante veinte años el cargo de alguacil con el elemento decente y a pesar de ser un viejecito; a estos tres últimos, se ha comprobado de manera exacta, los llevaron andando y completamente descalzos hasta el Cementerio, distante un kilómetro de la población. Don Rafael Lorente Montalvo, don Juan Maeso Llorente, don Juan Muriel Vera (juez municipal y padre del jefe local, de que ya hemos dicho fusilaron un hermano), habiéndose dado el terrible caso de que al día siguiente de su ejecución llegara a casa de la señora viuda la ramera de cincuenta años llamada Agustina González Gómez, «la Traquia», diciéndole: «Venía porque como se ha quedao usted viuda, pa que me dé la cama de matrimonio, ya que no le hace falta».
Saqueos
En este pueblo los saqueos llevados a efecto por los componentes de los Sindicatos fueron constantes y de importancia, los que consistieron en grandes cantidades de trigo, aceite, garbanzos, chacinas y dinero, llegando hasta el extremo de dejar completamente desvalijadas las casas de los elementos de orden, e igualmente los comercios, por el procedimiento de los célebres vales.
Destrozos
En el destrozo de edificios y efectos religiosos también lo hicieron o se portaron con la misma intensidad, habiendo destruido y sometido al fuego lo siguiente: Imágenes escultóricas: «San Pedro», «Santa Ana», «San José», «El Socorro», «Nuestro Padre Jesús de Nazareno» y el «Amarrado a la columna», escultura esta última de verdadero valor y mérito artístico, atribuida a Martínez Montañés.
En pinturas, los magníficos cuadros, como eran, el de las «Ánimas» y el de la «Sagrada Familia». En la ermita de la Virgen de los Dolores se encontraban la imagen de este nombre, un candelero y varios cuadros de mucho mérito. En la de San Miguel, la imagen de este nombre; como dejamos reseñado, todo destruido. La parroquia de Nuestra Señora de Gracia fue convertida en Casa del Pueblo.
Dirigentes y ejecutores
Entre los principales dirigentes y ejecutores de estas incalificables monstruosidades se encontraban, además de los anteriormente citados, el alcalde socialista Andrés Martín López «Cojo», el secretario del Ayuntamiento Antonio Alonso Martínez, de Monesterio, natural de Madrid; el auxiliar Juan González, Manuel Barragán Hidalgo y Antonio Barragán (a) el «Bollito», los que dejaron con su cobarde huida la tranquilidad en el pueblo el día 23 de septiembre en que fue reconquistado por las gloriosas tropas de Gómez Cobián y Falange de Sevilla.Desde este punto, y en coche facilitado por el amable camarada Lorenzo Muriel, tras de haber recorrido 12 kilómetros de carretera regular que atraviesa hermosas campiñas, llego al punto interesado, simpático y cariñoso pueblecito de Maguilla.
Tomado de: González Ortín, Rodrigo, Extremadura bajo la influencia soviética, Tip.Gráfica Corporativa, Badajoz, 1937, pp.69-75