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La interesante y bella ciudad también sufrió los estragos de la ola sovietizada. El día 20 de julio dieron principio las detenciones, las que recayeron en unas ochenta personas que profesaban ideas nobles y creencias cristianas. Éstas fueron conducidas para sufrir su prisión a los edificios salón de Quintas del Ayuntamiento, calabozos de la Inspección municipal y la iglesia de Santa Catalina, que fueron los que en esta ciudad utilizaron de cárceles, igualmente la cárcel del Partido, lugar donde llevaron a los señores forasteros. Sobre el trato que en los mismos recibieron, sólo diremos que fue análogo al que sufrieran en otro cualquier pueblo; es decir, en otro cualquier pueblo que hiciera más honor a sus instintos salvajes; baste decir solamente que siendo insuficiente el salón de Quintas, lugar donde se encontraban más número de detenidos, les hacían que durmieran unos encima de otros, no permitiéndoles ni que abrieran las ventanas y montantes para que pudieran respirar, por lo que en algunas ocasiones sufrieron, varias personas trastornos mentales.
La interesante y bella ciudad también sufrió los estragos de la ola sovietizada. El día 20 de julio dieron principio las detenciones, las que recayeron en unas ochenta personas que profesaban ideas nobles y creencias cristianas. Éstas fueron conducidas para sufrir su prisión a los edificios salón de Quintas del Ayuntamiento, calabozos de la Inspección municipal y la iglesia de Santa Catalina, que fueron los que en esta ciudad utilizaron de cárceles, igualmente la cárcel del Partido, lugar donde llevaron a los señores forasteros. Sobre el trato que en los mismos recibieron, sólo diremos que fue análogo al que sufrieran en otro cualquier pueblo; es decir, en otro cualquier pueblo que hiciera más honor a sus instintos salvajes; baste decir solamente que siendo insuficiente el salón de Quintas, lugar donde se encontraban más número de detenidos, les hacían que durmieran unos encima de otros, no permitiéndoles ni que abrieran las ventanas y montantes para que pudieran respirar, por lo que en algunas ocasiones sufrieron, varias personas trastornos mentales.
Los detenidos en la iglesia de Santa Catalina eran tres señorita: Dolores Zabala, Lali Flores y una enfermera del Manicomio.
Asesinatos
El día 5 de agosto fueron sacados del calabozo, para asesinarlos vilmente, los siguientes señores: Don Victoriano Pacheco Fernández, don José Tavares, don Antonio Vizcaíno, don Toribio Macías y don Camilo Agudo; el primero vecino de Mérida y los restantes de La Nava de Santiago, los que fueron ejecutados al amanecer de dicho día.
Dos días después, unos por la mañana y el resto por la tarde, fueron igualmente asesinados los siguientes: don Francisco López de Ayala, abogado; don Antonio Fernández Domínguez, abogado; don Federico de Manresa, capitán de Artillería; don Antonio Pardo García-Vinuesa, perito industrial; don Manuel Herranz Nieto, industrial; don Mateo Durán, odontólogo; don Antonio Rodríguez, vecino de Llerena; don Mario Balanzategui, abogado; don Antonio Díaz Mirón, empleado, y el obrero José del Río; éstos fueron llevados para dicho fin a las inmediaciones de los pueblos de Aljucén y Trujillanos, enterrándoles en el propio camino, y a tan flor de tierra, que los cadáveres de don Francisco López de Ayala y don Antonio Fernández fueron desenterrados por los animales, habiendo sido hallados divididos en varias partes y decapitados.
Saqueos y actos de profanación
Entre las incautaciones y saqueos llevados a efecto durante el desgobierno figuran la del Casino emeritense y varios edificios más, en los que establecieron sus cuarteles y centros, habiendo saqueado totalmente todas las casas pertenecientes a los elementos de derecha, e igualmente la parroquia de Santa María, en la que destrozaron sus imágenes, habiendo colocado a una de ellas en el balcón después de haberle puesto una capa colorada.
Dirigentes y ejecutores más principales
Encontrábanse entre los dirigentes y ejecutores de las horribles canalladas cometidas en esta ciudad, el famoso bandido, capitán de Asalto, Carlos Medina; Manuel Cortijo, ferroviario; Andrés Nieto, factor, quien desempeñó el cargo de alcalde durante la tragedia; Rita Aznar y otra miliciana conocida por «la Bolindra», sujetos que hubieran terminado con la flor emeritense de no haber sido reconquistada la ciudad el día 11 de agosto por la gloriosa columna del teniente coronel Asensio.
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Pocos kilómetros de buena carretera son suficientes para encontrarme en San Pedro de Mérida.
XXII.- Los que se retiraron al campo para salvarse en San Pedro de Mérida
Lugar con una población de 1.000 habitantes. En la carretera de Madrid a Portugal, se halla a 14 kilómetros de Mérida y 75 de Badajoz, siendo su estación más próxima Guareña, a cinco kilómetros; produce cereales, vinos y aceite.
Es curioso lo sucedido en este lugar durante el dominio de los desenfrenados; los elementos de significación falangista o derechista, presintiendo la tragedia, huyeron a los campos, donde permanecieron ocultos hasta la llegada de las tropas conquistadoras, pues según me informan, de no haber procedido en esta forma, hubieran sufrido sin duda alguna las consecuencias fatales del desbordamiento del proletariado falsificado, ya que este pequeño lugar padecía la vecindad de los peligrosos comunistas Francisco Palma García y sus hijos Federico (a) «el Cojo» y Felipa y Juan Sánchez (a) «Tacones», los que al no encontrar presa inocente en los primeros días del mentado dominio, huyeron a pueblos inmediatos a saciar su sed de sangre.
Tomado de: González Ortín, Rodrigo, Extremadura bajo la influencia soviética, Tip.Gráfica Corporativa, Badajoz, 1937, pp.187-196